Málaga ofrece una combinación encantadora de historia milenaria, ambiente mediterráneo, arte contemporáneo, buena comida y playa prácticamente al lado. Puedes pasar de caminar por callejones del casco histórico a tumbarte en la arena, todo en un mismo día.
Su centro histórico es un museo al aire libre, lleno de plazas con encanto, monumentos y callejuelas donde se respira vida a cada paso. Los amantes del arte pueden seguir los pasos de Picasso, disfrutar del Centre Pompidou o del Museo Carmen Thyssen. Y cuando cae la tarde, nada mejor que saborear unas tapas frente al mar o ver el atardecer desde el puerto.
Vivir Málaga es sentir su ritmo alegre, su gente cercana y su mezcla perfecta entre lo tradicional y lo moderno. Una ciudad vibrante que invita a disfrutar cada instante, bajo el sol que la acompaña casi todo el año.
Perderse por el casco histórico de Málaga es viajar en el tiempo y sentir la esencia viva de la ciudad. Entre calles adoquinadas, fachadas con encanto y plazas llenas de vida, cada rincón cuenta una historia.
Málaga es una ciudad donde el arte y la cultura se respiran en cada esquina. Cuna de Picasso, combina museos de renombre internacional con arte urbano, galerías contemporáneas y monumentos cargados de historia.
Las playas de Málaga son el alma mediterránea de la ciudad. A solo unos pasos del centro, el mar invita a relajarse bajo el sol casi todo el año. Chiringuitos, paseos marítimos y atardeceres dorados completan una experiencia perfecta para disfrutar del mar y la buena vida malagueña.
Comer en Málaga es mucho más que una necesidad: es una experiencia para saborear la vida. La ciudad huele a mar, a aceite de oliva y a tradición, y su cocina refleja la alegría y hospitalidad de los malagueños. Aquí, cada tapa cuenta una historia y cada mesa se convierte en punto de encuentro.
Tapear en Málaga es casi un arte. Entre callejuelas del centro histórico, plazas llenas de vida y terrazas bañadas por el sol, encontrarás bares y restaurantes donde el tiempo se detiene entre una caña fría y una ración de pescaíto frito. Desde los clásicos espetos de sardinas frente al mar hasta las berenjenas con miel o los boquerones en vinagre, cada bocado revela el alma mediterránea de la ciudad.
Ya sea en una taberna tradicional o en un moderno gastrobar, Málaga te invita a disfrutar sin prisas, a dejarte llevar por sus sabores y a compartir momentos entre amigos. Porque aquí, comer es celebrar.
Cuando el sol comienza a bajar, Málaga se transforma. El calor del día da paso a una brisa suave y el cielo se tiñe de tonos dorados y rosados que anuncian una noche llena de vida. Es el momento perfecto para disfrutar de la ciudad desde otra perspectiva.
Una de las experiencias más especiales es una subida ligera hasta el Castillo de Gibralfaro, desde donde podrás ver la ciudad iluminada en todo su esplendor. Desde las alturas, el puerto, la Alcazaba y la Catedral se visten de luz, ofreciendo una panorámica inolvidable del Mediterráneo y del casco antiguo.
Después, nada mejor que una copa o cena en una terraza del centro histórico, entre calles empedradas y plazas con encanto. La Calle Larios, la Plaza de la Constitución o la zona de la Merced son lugares ideales para disfrutar del ambiente malagueño, con música suave, risas y el aroma de la cocina local flotando en el aire.
Y para quienes buscan un final con alma, la noche malagueña invita a disfrutar de un espectáculo de flamenco o música en vivo, donde la pasión y el ritmo llenan cada rincón. Ya sea en una peña flamenca tradicional o en un local moderno con actuaciones en directo, el arte andaluz pone el broche perfecto a un día lleno de sensaciones.
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